La mayoría de la gente está hoy en día muy enterada. Pero siempre hay historias que contar o reproducir y pueden ser interesantes.
Muchos hombres de negocio que hoy son exitosos comenzaron prácticamente con poca cosa, por no decir con nada, solo un idea, su voluntad y la gestión para materializar su propósito. Y qué decir de su persistencia.
He oido de muchos que juntaron un dinerito trabajando como chofer de un camión, desde un "triciclo" vendiendo frutas, de una carretilla vendiendo carbón, de un puesto de comprar botellas y revenderla a la fábrica, igual con cartón, y una infinidad de actividades poco productivas, pero lo hacen un microempresario independiente.
En la ciudad de Santo Domingo, donde vivo, hay mucha gente trabaando independiente, vendiendo en las calles té y café, arepa, comida cocida, con una "paletera", un puesto de frutas y otros medios de agenciarse la subsistencia. Hay instituciones privadas que estimulan a estos microempresarios y hasta le dan finaciamiento y asesoría técnica. Hay estudios que indican que de los empleos, el mayor porcentaje cae en la informalidad. El Gobierno, tiene un programa PROMYPIME, que respalda con un poco de dinero estas iniciativas, particulares. Hay instituciones bancarias que realizan pequeños préstamos de corto plazo para sustentar estas operaciones, pero funcionan.
Uno de los mas prósperos empresarios del embutido ya fallecido, comenzó como chofer de un camión hasta que terminó con una gran fábrica de salami y otros embutidos, y hoy es una de las primeras marcas en la República con un mercado asegurado en el consumo interno. Otro, se instaló como comprador de botellas de vidrio vacías que luego en grandes cantidades se las vendía las fabricas embotelladoras de productos y con este reciclaje llegó a acumular una importante fortuna y su nombre corrió por toda la ciudad y el país.
Ideas, trabajo y experimentar, parece que son claves que funcionan.
El amigo, Richard Mogollón, director de ClínicaDeVentas.com, me dejó saber de una de estas historias de prósperos empresarios que comenzaron lustrando zapato y vendiendo escobas. Se trata de William Kellog, una de las marcas más famosas del cereal.
El ejemplo de William, y de los casos referidos en esta narración, la lección que podemos aprender es que hay que ser persistente detrás de un propósito. Hacer negocio no es fácil porque siempre hace falta el financiamiento y en los primeros pasos, convencer a los financiadores es el primer muro que se debe brincar, pero se puede si se insiste y se arma uno de las herramientas y descubre con su idea el nicho del mercado que puede explotar. Vea más en:
http://clinicadeventas.com/blog/historia-del-cereal-kelloggs/#comment-127
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